sábado, 17 de febrero de 2007

Leyenda de Sandia

LEYENDA DE SANDIA

José Portugal Catacora ha recogido la leyenda mítica de Sandia o Saanthia quien le informo fue don Gustavo Sánchez Tresierra y dice así.

SANTHIA

Pachacamac creo la tierra, las aguas y el aire. En la tierra las piedras, las plantas, animales y con la esencia de los tres al hombre.
Esa esencia fue la grasa que extrajo del sihuayro, de la coca y del llampu que amaso y sometió al fuego, insuflándoles su aliento.
De aquellas esencias hizo al primer hombre que llamo Huiracocha, quien recibió el encargo de sembrar la vida y cultivarla. Así es, recorrió la tierra y las sembró de plantas y organizo las especies animales.
Huiracocha pensó también en sembrar su propia viada, la de los hombres, pero era un ser solitario e impotente para crear su propia energía y se sintió triste.
Pachacamac acudió en su leyenda y creo a una mujer, la hizo de un poco de tierra y la llamo Cullahua. Ellos se establecieron en Suita pampa y procrearon nuevos seres.
Pachacamac llamo a Huiracocha el cual se convirtió en piedra, en la peña de Anccocala. (Hoy se le conoce como Blanca Roca) que es Huiracocha petrificado.
Cullahua sobrevivió a Huiracocha por muchos años, mientras los hijos crecían, Huiracocha subió en espíritu al cielo y se transformo en el sol o inti. Cullahua al morirse se hizo polvo confundiéndose con la tierra para sustentar al suelo fecundo a los seres vivos; mientras su alma ascendía a lo alto para convertirse en la luna, esposa del sol.
La prole Huiracocha se había multiplicado y en recuerdo de su madre se llamaron Cullahua simplemente Chollas.
Los cuatro hijos de Huracocha y Cullahua fueron: Saantia y Saancahua, que eran mujeres y los hombres se llamaron Saancaru y Saancatu; estos cuatro deberían repartirse por los cuatro lados así lo hicieron. Saancaru se fue a las planicies australes. Saancatu a las serranías del oeste, Saancahua a la selva del norte, donde se caso con Iñapari y Saantia quedo en lugar de sus padres. Más deberían cumplirse el designio y así un día fue raptada por Chayanacu, de la estirpe selvática de los Chayas.
Chayanacu, hombre disipado, requirió muchas veces a Saantia sin lograr de esta correspondencia, por lo cual a desairado amante acudió a los servidores del Layca Usicayus; quien con amuletos y hierbas somníferas que proporciono a Chayanacu, fue llevado por este a las cabeceras de la selva. Vuelto en si la joven trato de escaparse pero fue imposible, pronto estuvo en cinta y odio más a Chayanacu, y le prohibió la convivencia, más este rechazo hizo que abrigara en su corazón el deseo de matarla, seseo que no se cumplió por que su hermano Huayanacu lo impidió.
Al verse protegida Saantia sintió gratitud y amor por su salvador naciendo en ellos la pasión y vivían felices los amantes, mientras Chayanacu vagaba por las cumbres ciego de celos y venganza.
Una noche tempestuosa se encontraron los dos hermanos cerca del hogar de Saantia y se entablo una feroz lucha, cayendo los dos al abismo.
Saantia quedo sola con sus dos hijos, uno fruto del odio y el otro fruto del amor. La madre vivo muchos años cuidando a sus hijos, pero el recuerdo trágico y doloroso de los dos hermanos que se hacían presente en las noches tempestuosas en las que parecía los gritos de odio fraterno que antecedieron a la muerte de sus dos amantes. El sitio de la lucha es la que ocupa la actual población de Sandia o Saantia y a Chayanacu se le llamo Chichanaco y Huayanacu se le llamo Vianacu.
Los hijos de Saantia se llamaron Phuyutarqui, Inca Ancco, el primero era débil, delicado le gustaba el bosque, escuchar el canto de las aves en cambio Inca Ancco era robusto, recio y emprendedor, le gustaba escalar cumbres nevados y frecuentar Suita Pampa (o Chita Pampa) , donde estaba petrificados su abuelo Huiracocha.
Un día sus hermanos se separaron. Phuyutarqui fue a la región Oriental a los bosques donde se levanto Ciudades con numerosa población, la cual no pudo mantenerse concentrada y se disperso por la intrincada en pequeñas tribus de chunchos.
Inca Ancco se dirigió a las alturas y fijo su residencia en Chita Pampa, donde edifico templos a los dioses, domesticó a las llamas a sus descendientes alcanzaron una gran civilización no solo en la sierra sino que bajaron también a la Costa.
Los descendientes del Inca Ancco que pertenecieron a las alturas se les llamo Allenccapac eran sabios y valientes.
Cuando Mayta Cápac llego al Callao, en sus expediciones de conquista, encontró que los Allenccapac constituían una pueblo de elevada altura, poseían la tierra y los ganados en Comunidad, tenían un gobierno democrático y organización social que los Incas adoptaron.
Aceptaron la primera autoridad del Inca y fueron respetados dándoles cierta autonomía. Los Allenccapac se comprometieron a desarrollar la crianza de ganado auquénido.
Yahuar Huaca conoció por su hermano Mayta las excelencias del pueblo, Allenccapac envió a sus hijos a estudiar. Uno de ellos, Ripac, fue hasta Chita Pampa.
Por este mismo tiempo se produjo las sublevación de los Chancas que puso en peligro a Cuzco y el imperio, fue entonces que el sol readquirió la forma humana de Huracocha y se le apareció a Ripac, quien comunica la rebelión Chanca y ofréceles su protección.
Ripac marcha al Cuzco y avisa lo que ocurre del grave trance por el que atraviesa pero en el corte no le creen y estiman que su actitud obedece a su propósito de quitar el trono de su hermano Urco, el Primogénito.
Ripac había logrado que los apoye los Allenccapac, formado por un ejército. Invoco a Huiracocha y se lanzo a la lucha con los Chancas la cual, se desarrollo en Yahuar Pampa.
No fueron las piedras hechas hombres, que determino la victoria de los Cuzqueños, sino que según la tradición quechua fueron los hombres de piedra de las altas montañas y mesetas, los Allenccapac quienes aniquilaron a los Chancas a los Yahuar Pampa.
Ripac había adoptado el nombre de Dios y después del triunfo se llamo Huiracocha cuando empezó a reforzar el imperio a base de conocimiento, de la organización política, económica, y social de los Allenccapac, le sorprendió la muerte. El plan no fracaso, por lo que lo puso en obra de heredero el Inca Pachacutec.
Se dice que en el lugar donde vivió Saantia se levanto esta Cuidad, que con orgullo perennizo su nombre.